viernes, 20 de mayo de 2011

Conapred pide a iglesias que sus ministros no discriminen a gays MILENIO

Ricardo Bucio, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), afirmó que se ha establecido un diálogo con la jerarquía católica y de otras iglesias para evitar que los ministro de culto protagonicen actos de discriminación.
Al ser cuestionado sobre si son frecuentes los comentarios discriminatorios de la jerarquía católica, Bucio reconoció que “son más frecuentes de los que se debería”. Por eso el Conapred desde hace meses ha establecido un diálogo con representantes de todas las iglesias, “nos hemos sentado quizá con 15 representantes tanto orientales, como cristianos, protestantes, católicos y la comunidad judía”, dijo.
Porque el papel que les toca a las religiones, explicó, “es promover la igualdad y la dignidad” y no ser un factor de división y de negación de derechos.
Con los representantes de iglesias, consideró, se ha tenido una muy buena aceptación al diálogo, incluso algunas han propuesto que existan como tal un compromiso interreligioso por la no discriminación.
Sin embargo, pese a los diálogos con la jerarquía católica, algunos obispos persisten en mantener un lenguaje discriminatorio en contra de los homosexuales. Un ejemplo es el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla, quien señaló que la sola inclinación hacia las personas del mismo sexo no constituye en sí misma un desorden moral, pero que “el acto homosexual es considerado como un desorden moral o pecado grave”.
El obispo es responsable de la Dimensión Episcopal de la Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano y explicó que “basados en la ley natural, el acto homosexual no produce complementariedad genital ni está ordenado a la procreación de la especie humana, como sucede en las relaciones heterosexuales. En consecuencia, es intrínsecamente contrario a la ley natural”.
En un texto enviado a la agencia católica ACI prensa, Chavolla pidió a las personas homosexuales pedir al Espíritu Santo el don de la castidad “y procurarla mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, apoyándose en la oración, en la penitencia y en la gracia sacramental”.

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