miércoles, 8 de junio de 2011

Las palabras vacías del señor arzobispo

Alex Alí Méndez Díaz
Miembro de la Red Oaxaqueña por la Diversidad Sexual
Ayer el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chavez Botello, volvió a mostrar la incongruencia con que envuelve sus discursos dominicales. Esta vez, subrayó la exigencia de que los profesores se sometan a una evaluación para determinar su nivel de desempeño en las aulas. En lo particular, comparto la idea de que las evaluaciones permitirán dónde está Oaxaca en materia educativa, pero con lo que no estoy de acuerdo, es que el jerarca católico peque de incoherencia, ya que como dice el dicho: “el buen juez por su casa empieza”. Me explico:
Después de todo el revuelo que han causado sus declaraciones discriminatorias y homofóbicas del pasado 8 de mayo, con relación al tema de la diversidad sexual, ante lo cual dimos a conocer el pasado jueves, el documento en el que solicitamos a la Segob le sancione por la ilegalidad de sus actos, hoy me di a la tarea de revisar los diarios y los portales de noticias para conocer su reacción al respecto, y lo único que me encuentro es con un: “Ya lo dejamos así”. A lo anterior, considero que su postura se deba a lo difícil de concebir y sostener un argumento coherente y racional que sea suficiente para justificar un acto de discriminación; sin embargo, no me resistí a analizar lo que propuso este domingo a la luz de su reflexión aclaratoria del pasado 16 de mayo.
En primer lugar, me sorprendió que predique los términos de respeto y responsabilidad cuando él mismo no respeta las diversas manifestaciones de la sexualidad humana, cuando su lenguaje trasgrede la ley y agravia a quienes no comparten su ideología; por otro lado, responsabilizar a los periodistas de inducirlo a utilizar palabras desafortunadas que de ninguna manera expresan su forma de pensar y de actuar no resulta un acto muy responsable que digamos, olvida que la responsabilidad exige valor civil para asumir las consecuencias de los actos, dar la cara y no enviar a terceros a dar explicaciones.
Asimismo, el prelado señaló que no únicamente los profesores debían evaluarse, sino también la familia, el gobierno, los políticos y la sociedad misma, pero omitió solicitar una evaluación a la comunidad religiosa a la que pertenece, a pesar de lo evidente que resulta después de tantos casos de pederastia que han salido a la luz en los últimos años. La Iglesia católica debe de recordar cuál es su misión y retomarla; abandonar los fundamentalismos que cada día la separan más de sus feligreses.
Por último, no entiendo por qué se le ocurrió hablar de democracia, justicia y paz. Olvida que en el Estado Vaticano no existe la democracia, sus ciudadanos y ciudadanas no tienen derecho a votar por su jefe de estado; además, la democracia en su aspecto sustancial implica el pleno respeto a los derechos fundamentales de todos y todas, entre ellos el de la libre manifestación de la sexualidad, la no discriminación y la igualdad, etc. En relación a la justicia, es un anhelo de todos y todas, aunque cada quien pueda llegar a concebirla a su modo; si retomamos la antigua definición romana: justicia es darle a cada quien lo que le corresponde; en este caso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado que el Estado debe reconocer las uniones entre personas del mismo sexo, es un derecho que por ley nos corresponde; ¿estará de acuerdo con esto el prelado? En cuanto a la paz, ésta es incompatible con la violencia que se promueve a través de discursos homofóbicos y discriminatorios; la paz implica, como sabemos, el respeto al derecho ajeno.
¿Será que en verdad de su boca salen expresiones que no representan su manera de pensar y actuar, y por eso dice cosas que él no entiende? No lo creo, con el respeto que nos merece señor arzobispo, la acción de predicar unos principios y no acatarlos se llama INCONGRUENCIA.

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