jueves, 30 de junio de 2011

“Las otras hijas de San Vicente” LAS MUXES

Edgar Rodríguez Cimé
Libro del Oajaqueño Elí Bartolo Marcial sobre los muxes
Muxe, es un vocablo derivado de la palabra “mujer”, “zapotequizado” para llamar a los diferentes miembros de la diversidad sexual de varios de los pueblos oajaqueños. En Juchitán, los muxes se autodefinen como “casi mujeres”, muy parecido a la concepción genérica de los “xanith” del desierto de Omán, los “hijras” de la India, o los “mahu” de Hawái; aunque también significa “cobarde” (guendamuxe), nos advierte el autor, los muxes no solamente no son cobardes, sino que, más aún, son muy atrevidos, dándole un sentido entre lo femenino y lo masculino.
EL AUTOR
Desde los años 70 del siglo XX, el pueblo de Juchitán, Oajaca, es -hablando de la diversidad sexual- un laboratorio social donde se está ensayando la convivencia de “un mundo donde quepan muchos mundos diferentes”, en el cual los muxes (homosexuales) participan en las fiestas tradicionales con sus “velas” (gremios en honor del santo patrono: San Vicente), como un sector que ha logrado ganarse el respeto de la comunidad.
Muxe, es un vocablo derivado de la palabra “mujer”, “zapotequizado” para llamar a los diferentes miembros de la diversidad sexual de varios de los pueblos oajaqueños. En Juchitán, los muxes se autodefinen como “casi mujeres”, muy parecido a la concepción genérica de los “xanith” del desierto de Omán, los “hijras” de la India, o los “mahu” de Hawái; aunque también significa “cobarde” (guendamuxe), nos advierte el autor, los muxes no solamente no son cobardes, sino que, más aún, son muy atrevidos, dándole un sentido entre lo femenino y lo masculino.
Elí Valentín Bartolo Marcial, es un intelectual egresado de la Universidad Pedagógica Nacional, quien aplica en el salón de clases de su escuela primaria “Simone de Bouvoir”, en Juchitán, la herramienta de la filosofía infantil, enmarcada en el plano de la Educación Intercultural, para despertar en los niños el respeto hacia “los diferentes”, pues vivimos en un mundo donde la riqueza cultural se expresa en su diversidad.
Juchitán es desde los años 70 un auténtico laboratorio social, cultural y de la diversidad sexual, surgido al calor de la experiencia política democratizadora impulsada por la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Itsmo (COCEI), a tal grado que después de la Revolución Mejicana fue el primer municipio en todo el país en ganarle una elección municipal al entonces Todopoderoso PRI, asombrando a Todo Méjico, como antes los juchitecos derrotaron a los franceses en Tehuantepec, en 1866.
Bajo la COCEI, Juchitán se transformó en el centro experimentador de la efervescencia política abanderada por la Izquierda Mejicana en uno de los municipios “indígenas” más combativos de nuestro país. A nivel nacional, significó la primera experiencia política hacia la construcción de un mundo diferente, que luego continuaría, en el plano étnico, en la selva chiapaneca con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En este escenario, en Juchitán surgió uno de los movimientos culturales étnicos más activos de América Latina. Nadie defiende sus valores comunitarios, idioma y tesoros artísticos como Oaxaca. Aquí cabe mencionar al artista plástico Francisco Toledo, quien impulsó la defensa de su propia cultura, la zapoteca. Y como en Oaxaca existen diversos grupos étnicos: huaves, chontales, zoques o mixes, éstos redescubrieron su riqueza formidable.
Porque si hay un estado “indígena” en México, ése es Oaxaca; si hay un estado “politizado”, también es Oaxaca. Los campesinos y etnias oaxaqueñas siempre han luchado en contra de las intervenciones del Estado, y la COCEI fue uno de los resultados de esa lucha. La organización creada era muy aguerrida: No se dejaba ni se vendía.
Esos logros políticos, sumado a la heterogeneidad de “sus más de 16 etnias”, fueron el caldo donde se cultivó el movimiento de la diversidad sexual, con antecedentes en Comitancillo, que hoy comandado por “las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro” convida al mundo con sus festejos con fama internacional en torno a las “velas” (gremios) celebradas en honor del santo patrono de Juchitán: San Vicente, con misas, fiesta en casa del mayordomo, y desfile de carros alegóricos para la “tirada de frutas”, donde las mujeres arrojan frutas y regalos a los espectadores.
La “vela” de las “auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro”, nace como una fiesta entre amigos muxes. Posteriormente, se van incorporando hombres y mujeres hasta convertirla en una fiesta anual esperada y deseada, tanto por propios como por turistas de otros lugares de Méjico y el Mundo, con lo cual se internacionalizó, del mismo modo que la Guelaguetza. En estos festejos, “mayordomos”, “socios”, amigos e invitados se unen para festejar y compartir: comidas, bebidas, música y baile, todo escanciado con misas y el desfile tradicional (“regada de frutas”), mezclados con la coronación de “la Reina” y el show Travesti, en un performance religioso-pagano.
La trascendencia cultural de los festejos de las “velas” muxes es tal, que a Juchitán hoy se le conoce internacionalmente como ”The Queer Paradise” (el paraíso de la diversidad sexual), entre los miembros de la diversidad sexual en los países del mundo occidental.
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx
Colectivo “Felipa Poot Tzuc”

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